Hola a todos y todas,
Ayer cruzamos el estrecho de Cook, aunque no pudimos aprovechar el instante ya que se hizo de noche. La luz del faro Farewell sobre estribor nos indicó que entrabamos en el pasillo entre la isla Norte y la isla Sur de Nueva Zelanda, esta isla donde se dice que hay más ovejas que habitantes.
No pudimos oler las ovejas, el viento venia de Norte, pero sí pudimos sentir la vegetación estival, después de tantos días en el mar, sin más olor que el agua salda, tenemos la nariz sensible en estos olores de tierra, que cuando llegan, sorprenden siempre un poco a nuestras narices! Aquí no hay contaminación, ¡es 100% naturaleza! Lamento no haber podido ver la punta de la isla Sur que es magnífica, pero me la imaginé conforme a mis recuerdos.
Ayer fue un día especial porqué al cruzar el meridiano 180 volvimos a vivir el día 22. Podemos decir que hemos vivido el martes dos veces al cambiar del Este al Oeste. Es una situación un tanto extraña, como si hubiésemos hecho un pequeño salto en el tiempo que nos permite vivir un día 2 veces.
Ahora nos encontramos en pleno océano Pacífico y nos acercaremos al temido cabo de Hornos, esperamos llegar allí en unas dos semanas. Va ser un tramo duro pero una vez llegados allí, podemos decir que empieza el camino de regreso a Barcelona.
En estos momentos el agua está a 19°, el aire es dulce, y la luna ilumina la cubierta del Mirabaud de un dulce esplendor celeste. Os dejo que la Cruz del Sur me espera fuera...
Saludos des de las aguas de Nueva Zelanda.
Michèle Paret y Dominique Wavre
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