El océano está siempre en movimiento. La atracción de la Tierra, el viento, la concentración de sal y la temperatura, entre otros factores, ocasionan las corrientes marinas. Son grandes cantidades de agua en movimiento que siguen una misma dirección, ya sea en la superficie o en las profundidades. Dijéramos que son como las carreteras del mar. Los marineros se aprovechan de ellas para viajar más deprisa. Una de las más importantes es la Corriente del Golfo, que discurre por el Océano Atlántico a unos 2400 metros de profundidad y tiene, en algunos puntos, una anchura de 540 kilómetros. ¡Más ancho que el Amazonas!
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